Por Estefanía Romo
Acampar en la querida África, en el medio de la nada, lo es todo. El sentirte parte de un escenario que solo ves en las películas, es algo de otro mundo. Los colores de esta experiencia son tan puros e intensos que casi sacan lágrimas de alegría y asombro.
Al anochecer cenar todo lo que puedas imaginar. Mucha verdura, fruta, guisado, pasta preparados por tus guías que justamente ese día estaban en Ramadán (noveno mes del año lunar en el cual los musulmanes practican el ayuno, desde el alba hasta que se ponga el sol) sin ellos poder acompañarnos, es una lección de generosidad y humildad que me llevo en el corazón.
Para cerrar con broche de oro, nunca pensé ver tantas estrellas fugaces, y aquí ese imaginario se hizo realidad. No puedo agradecer más a la vida instantes como estos, en un mundo tan bello como es el nuestro.
Estefania Romo @tefa_romo (ecuatoriana)
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